Vi Armageddon en el cine cuando era un adolescente, y la verdad es que disfruté muchísimo. Steve Buscemi haciendo del «cerdo materialista del grupo», «¿ustedes podrían decirnos quién mató a Kennedy?» y Bruce Willis persiguiendo a Ben Affleck con una escopeta bastante tiempo antes de que todos quisiéramos hacer lo mismo.
Como digo, la disfruté muchísimo, pero no necesito volver a verla para saber que aquella mezcla de risas, sentimentalismo barato y una trama carente de sentido real diseñada para que los personajes protagonistas se lucieran lo máximo posible (¿de verdad alguien puede creerse que es más fácil preparar a un perforador para ser astronauta que a un astronauta para ser perforador?) no me haría disfrutar como entonces. Es una película de Michael Bay, al fin y al cabo. De hecho, es la película en la que Michael Bay empezó a ser el Michael Bay que conocemos hoy.
La que no vi entonces fue Deep Impact. De hecho no la había visto hasta ayer, cuando los chicos de TNT se marcaron una sesión doble de meteoritos con Deep Impact seguida de Armageddon. Y ahora después de verla, casi que me alegro.
Deep Impact es una película muchísimo mejor en todos los sentidos, pero es una película más madura que creo que el descerebrado yo de 16 años no habría sabido apreciar como se merece.
Donde una ofrecía sentimentalismo barato, la otra ofrece auténtica emoción. Donde una ofrece una trama «de misión» cogida por los pelos sobre la que no conviene pensar demasiado, la otra nos ofrece un análisis muy realista sobre como se enfrentaría la humanidad a algo así.
Empezando por el secretismo, siguiendo por los posibles planes para evitarlo, y entrando a fondo en cuestiones que Armaggedon ni se planteaba. Si sólo puede salvarse a unos pocos, ¿a quién salvamos? ¿cómo los elegimos? ¿Cómo se comportarán aquellos que saben que se les ha negado la posibilidad de entrar siquiera en el bombo? Gran atención al detalle ver cómo, según va avanzando la película, las oficinas van quedando más vacías, o las chaquetas y corbatas van desapareciendo.
A ese realismo contribuye el reparto. Sí, Morgan Freeman y Robert Duvall eran estrellas ya por entonces. Tea Leoni y Elijah Wood tampoco eran desconocidos. Pero Mimi Leder les rodeó de rostros televisivos y secundarios solventes, muchos de los cuales ya habían trabajado con ella en Urgencias. Podemos ver a Ron Eldard, Mary McCormack, Richard Schiff, Blair Underwood, Laura Innes, Mark Moses, Denise Crosby, Jon Favreau, James Cromwell, Tucker Smallwood,… que hacían que no vieras tanto al actor como al personaje. Tras Iron Man, Mujeres Desesperadas, Al Descubierto o El Ala Oeste de la Casa Blanca ese efecto puede perderse un poco, pero lo que sí queda es la solidez de sus interpretaciones.
Y hablando de Mimi Leder, hace tiempo que está desaparecida del mapa y es una verdadera lástima. Parece que ha vuelto a la televisión. Desde que la estupenda Cadena de Favores no recaudara todo lo esperado en el 2000, le ha pasado lo que a muchos directores: se quedó fuera de la «Lista-A». Pero si para una mujer es más difícil llegar a la cima que a un hombre, volver a ella es casi imposible. A ver si los chicos de Marvel, tan aficionados a reclutar «talento asequible», la ponen al frente de alguna de las muchas películas que vienen.
La Fortaleza de la Frikidad 