Star Trek Discovery: «Al cuchillo del carnicero no le importan los chillidos del cordero»

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Madre mía, el tiempo que hace que me descolgué de la serie. Y eso que me gustaba. Pero a la unidad conyugal no le hacía demasiada gracia, así que se fue quedando aparcada y aparcada, y se quedó olvidada hasta que salió el otro día el tráiler de la segunda temporada. Tráiler que, por supuesto, no he visto para prevenir spoilers. Por otro lado, el futuro friki que llegó a casa hace unos meses ya se encarga de absorberme el tiempo que no estoy trabajando, así que lo cierto es que mi exposición a los spoilers también se ha visto reducida.

El caso es que estos días estoy de Rodríguez en casa, con la susodicha unidad conyugal y el futuro friki disfrutando en el pueblo de un descanso a la ola de calor así que, tras volver a ver los tres primeros episodios, he aquí mis pensamientos sobre el cuarto.


El episodio comienza ya cargado de simbolismo. Lo que parece una violenta tormenta es en realidad la simple “síntesis” del uniforme de Michael… que refleja la tormenta de emociones conflictivas de Michael al enfrentarse al uniforme que creyó que no volvería a llevar, al mismo tiempo que anticipa las que se avecinan con la herencia de Georgiou.

Es interesante que cada personaje ve en el tardígrado lo que quiere, y lo que eso nos dice de ellos. Para Lorca, es un arma, digna de estar en su colección, y que debe ser blandida; para Landry es un monstruo agresivo, y una oportunidad de servir a su capitán; para Michael, un ser incomprendido, que es útil de maneras distintas a las que le tenían reservadas; para Saru, algo con lo que aplicar el “vive y deja vivir”; para Tilly, un medio con el que ayudar en lo que pueda; y para Stamets una curiosidad científica, aunque eso no quita que tome precauciones.

Como personaje me encanta Lorca, y ese actorazo que es Jason Isaacs lo borda, pero en este episodio se ha mostrado como alguien increíblemente imprudente. No osado, ni audaz, sino imprudente. Precipitándose a usar una tecnología en la que no puede confiar, y llevando a la batalla a una tripulación que no está preparada. También un maestro manipulador, pero eso ya lo sabíamos, al que esta vez le ha salido rana a maniobra. Sí, ha conseguido en Stamets el efecto que buscaba, pero de paso ha llevado a Landry a cometer una imprudencia que le ha costado cara.

En cuanto a los klingon, los recuperamos en este episodio, y sigue pareciéndome que los usan de manera muy efectiva. Tras la batalla vemos como están unidos “en general”, pero siguen con sus luchas internas y arrimando cada uno el ascua a su sardina. A ver como le va a Voq (el fanático) al que se supone que preferimos ante Kol (el traicionero oportunista). Veremos que le enseñan los Mokai, y cuál es el precio.

Pensamientos rápidos:

  • Maldita sea, pobre Georgiou. Por si morir no era ya bastante. No podré volver a ver los primeros episodios sin pensar en ello.
  • Saru sigue siendo de lo mejor que tiene la serie.
  • La klingon esta de la casa de los engaños promete.
  • ¡Pero si es la doctora Grad de Chicago Hope!
  • Hemos perdido a uno de los personajes más prometedores. A cambio, el teniente Stamets esta ganando puntos a pasos agigantados. La frase del placebo en concreto ha sido genial.
  • ¿Noto cierta tensión sexual entre el teniente y el médico? ¿O será sólo tensión?
  • ¡Una mención a Elon Musk! Se nota que esto se escribió antes de que se le fuera la pinza del todo. A ver si la recupera, que necesitamos a gente así en el mundo.
  • La serie esta siendo bastante más serializada de lo que suele ser Star Trek. Sera el signo de los tiempos.

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